miércoles, 24 de junio de 2009

INDIVISA MANENT

El pasado sábado 20 de Junio se realizó en la Universidad La Salle, el desayuno de exalumnos número treinta, al cual algunos miembros de aquel salón treinta y cinco acudimos para recordar viejos tiempos; es muy grato ver a tus antiguos compañeros que la vida no ha podido cambiarlos ni un ápice, el que ha sido bromista sigue siendo igual, el que contaba chistes se sabe nuevos, y así; la verdad es lo que esperábamos todos; llegaron gente del interior de la república explícitamente para esta reunión que dicho sea de paso como tal no es algo excepcional, sin embargo los recuerdos y la nostalgia del pasado hacen que el precio del boleto valga la pena.

El tiempo ha pasado de prisa y cuando te comparas con otras meses de gente mayor que tú, te sientes joven; sin embargo cuando te toca junto a ti alguna mesa de recién egresados, te sientes como ellos te dicen “Señor”.

El convivir con mis compañeros de generación, me dejó la certeza de saber que las amistades largas si existen, que el requisito fundamental para seguir siendo amigo es: ser tú, ser predecible y ser auténtico, no importa la panza, lo calvo ni lo canoso que estemos. Ese momento… fui de diecisiete años otra vez, molesté y me molestaron.

Por supuesto no nos sacamos nada en las rifas, pero bueno no importó mucho, la foto de todos los asistentes al desayuno debe estar genial, a nosotros nos tocó hasta atrás, es probable que no nos veamos pero ahí andábamos en la bola.

Por cierto vi antiguos maestros y tristemente me enteré de la muerte de quien para todos nosotros fuera un ícono de la Universidad, el chango Torres Lemus, quien falleció este año. Y entre noticias y emociones nuevamente pasaron tres horas como un suspiro; el momento fue sublime, lo disfruté en grande, espero pase el tiempo para volver a la misma sensación el próximo año.

INDIVISA MANENT