El domingo pasado tuve la oportunidad de llevar a mis hijos a las luchas, debo confesar que no era mucho de mi agrado, más bien fui forzado, pero como cualquier padre abnegado asistí. Al llegar noté el ambiente regular, la gente pues como la defino… muy variada, desde aquellas personas intelectualoides, hasta las de barrio, sin olvidar algunos extranjeros que buscan las raíces de lo que gracias a la mercadotecnia es un bump en Estados Unidos; debo de aclarar que he tenido oportunidad de ver esas luchas por televisión gracias a mis hijos y son bastante malas técnicamente, aparte que parecen telenovelas, te pasas horas viendo las amenazas y discursos insulsos; pero a decir de los cuerpos de los luchadores (es otra raza) son extraordinarios, dos metros y más; 100 kilos y más. Sin menospreciar nunca a la raza mexicana, debo hacer una mención especial para las mujeres luchadoras de allá, quienes mas bien son unas Barbies luchando en el ring y la verdad es que no importa que tan bien o mal lo hagan (que lo hacen bien de verdad), su belleza es monumental.
Pensé que era lo mismo, ya había visto antes las luchas en México, los luchadores medio gordos como el Santo, Blue Demon, el Rayo de Jalisco, el Tinieblas (el más alto y fuerte pero, el más torpe de todos), Mil máscaras y por televisión vi a muchos más, en fin, una época como la que vive actualmente mi hijo de nueve años, mi mente estaba muy distante de la actualidad.
De pronto aparecen unas edecanes que poco tienen que envidiar a las modelos de Estados Unidos y arranca el evento y entonces comienzan a salir la nueva generación de luchadores los cuales no tengo idea de sus nombres, sin embargo… sus físicos y estaturas son buenas, la agilidad, los vuelos y sus rutinas realmente impactantes; disputan dos de tres caídas (a diferencia de las de USA que es sólo una) y la gente empieza a prenderse pues acá en Méx. siempre se declaran dos equipos: rudos y técnicos; la arena partida a la mitad gritando desde majaderías, hasta buenas bromas a los contrarios de sus bandos (por supuesto mis hijos y yo participando) y termina la primera contienda. Vino una segunda y una tercera el físico y desempeño de los luchadores subiendo de nivel, el ambiente ya muy bueno, la arena llena y nosotros gritando.
Salen las edecanes, sale el réferi (ya hombre mayor, de tal vez mas de 60 años) simpatiquísimo interactuando con la afición (recordándole a su progenitora) en un movimiento parecido a un ejercicio de calentamiento; cuando de repente anuncian la pelea estelar, Atlantis “el rudo” contra Místico “el técnico”, ambos enmascarados y ambos con la disposición a morir antes de revelar su identidad, (es una religión preservar su condición desconocida), la verdad esperas una mejor lucha por ser la principal, pero lo que viví en los siguientes treinta minutos fue increíble, giros, lances, llaves se aventaron desde la tercera cuerda (por cierto el ring si que esta muy alto) logrando unos giros con riesgo de fracturas y con un poquillo de riesgo controlado para el público que lo involucran de manera sorpresiva; al final ganó y retuvo el campeón Místico, con la ovación por un lado y música de viento por otro, de verdad fue muy divertido y altamente recomendable, yo que no quería ir… valió mucho la pena.
A la salida un silencio sepulcral, mis hijos y yo sin decir palabra, la verdad estuvimos afónicos hasta el martes, que más da… La reflexión es: cuantas cosas hay que nos quedamos con ganas de ver, hacer o disfrutar. por la razón que sea , el trabajo, las obligaciones, el qué dirán, otras mil y no las hacemos; la vida pasa y al final olvidamos que somos seres que gozamos con el descubrimiento... en fin como dijo Douglas Mac Arthur... I shall return
A la salida un silencio sepulcral, mis hijos y yo sin decir palabra, la verdad estuvimos afónicos hasta el martes, que más da… La reflexión es: cuantas cosas hay que nos quedamos con ganas de ver, hacer o disfrutar. por la razón que sea , el trabajo, las obligaciones, el qué dirán, otras mil y no las hacemos; la vida pasa y al final olvidamos que somos seres que gozamos con el descubrimiento... en fin como dijo Douglas Mac Arthur... I shall return