Hace ya muchos años no tenía la oportunidad de ver una película mexicana de esas de los años tal vez 50’s, en donde el impresionante paladín terminaba por ordenar a un pueblo donde la impunidad reinaba en el lugar, donde los oprimidos eran vapuleados por el hacendado del pueblo y como siempre en las historias, el hijo de la familia de clase media se va para otros lares a estudiar y prepararse; cuando regresa se da cuenta de la injusticia que existe en el lugar y disfrazado de lo que puede, regresa haciendo justicia con el arma que quien sabe donde aprendió a usarla, le es suficiente para acabar con todos los opresores del pueblo, convirtiendo el lugar en uno habitable.
La película realmente es muy mala, los textos son malos, me impresionó ver que es más rápido un hombre con látigo que otros con revolver; sin embargo recuerdo que esa misma película la vi, tal vez hace unos 40 años y me encantó; a los 8 años no eres tan exigente, ni te das cuenta de los trucos, de lo mala que es la escenografía o de lo llana y repetitiva que es la trama, simplemente la disfrutas.
Sin embargo ahora te puedes dar cuenta a manera de reflexión, que las películas de este tipo, siempre guardan una imagen real del país, en donde unos con cierta impunidad pues están apadrinados por políticos quienes trabajan para su beneficio, se aprovechan de los otros que no están relacionados.
Lo triste es, que eso pasa en las películas, pero si nos damos una asomadita en Michoacán, Guerrero, Chihuahua, por nombrar algunos estados, nos damos cuenta que es real y que no es ciencia ficción y que existen grupos de poder a los que hay que temer, no importa de qué bando sean… todos son malos y de plano las instancias gubernamentales están siendo superadas, o están mezcladas con ellos.
Ciertamente necesitamos un paladín que resuelva nuestros problemas, mi única pregunta es: ¿será más rápido un látigo que un AK47?…