La selección de México venció a su similar de Chile por un gol a cero el pasado domingo, en un partido como siempre lleno de emoción y falto de gol, para mi gusto, seguramente los cronistas deportivos se encargarán de desmenuzar el partido y el accionar de los jugadores, esa es su chamba y lo hacen bien. El analizar el ambiente, a la gente y el sentir de los aficionados puede ser la mía:
09:00 ya en el estadio unos pocos habíamos entrado y muchos otros desayunando en el estacionamiento del Azteca, el ambiente alegre, desenfadado y con gran expectación por el partido.
10:00 poco a poco comienza a entrar la gente bien desayunada a tomar sus respectivos lugares, la policía preventiva ya en sus puestos y aún relajados Yo con un hambre… la cual se me quito después de compartir con mi hijo Javier una baguette de jamón de 30 cm (por cierto recomendable), Rodolfo my hijo se comió una solo el angelito.
11:00 el estadio cerca de llenar su capacidad y los sonidos de las trompetas comenzaba a inundar el ambiente, de pronto salen a la cancha los chilenos a calentar, la verdad es que no se por qué tardaron tanto calentando, mas o menos a esa hora ya éramos como 100,000 espectadores y todos mentándoles la madre, era suficiente con dos minutos, sin embargo aguantaron media hora, pero gracias a que como a los cinco minutos salió el tri de mi corazón, nos olvidamos de ellos y las mentadas se convirtieron en aplausos y trompetazos de apoyo para la verde.
11:30 regresan a los vestidores los chilenos con música de viento por supuesto y nuestra selección hizo lo propio entre aplausos. El estadio ya cerca de su máxima capacidad.
11:55 Salen los equipos formados de manera paralela junto con las banderas de fair play y muchos niñitos alrededor, los fotógrafos dándose vuelo y anuncian por el sonido local que tocarán los Himnos de los dos países. Inician con el de Chile y la gente bastante educada lo escuchó con respeto, las personas aplaudieron al terminar.
Cuando inicia el Himno de México el estadio comienza a vibrar y 119,950 almas cantando al unísono (el cuerpo técnico y demás acompañantes chilenos, si eran como cincuenta) fue una impresión muy grata, fue imponente, la verdad es que no me hubiera gustado ser del equipo chileno.
Arrancó el partido con emociones desde el inicio, así como desde el principio todos molestamos al portero chileno y cada vez que iba a despejar le gritábamos joto (bueno no exactamente), imaginen 119,950 personas gritando al mismo tiempo, debió habérselo creído pues en el segundo tiempo ya se le veían risadas las pestañas. Ja ja ja
Cuando cayó el gol el estadio rujió la gente se abrazó y fuimos uno… Salió Cuauhtémoc y la gente ovacionó y fuimos uno... Faulearon a Guardado y todos le mentamos la madre al chileno y fuimos uno... si así nos juntáramos para reclamar al gobierno seguro cambiarían las cosas, sin embargo tuvimos noventa minutos de pasión en donde la gente olvidó sus problemas, sus crisis financieras, el mal gobierno, la inseguridad, los problemas del país (Al pueblo pan y circo… (Panem et circenses) cita Juvenal), todo el día con el resabio de un buen momento, la esperanza acrecentada de ganar el quinto juego de la copa del mundo, el corazón gritando el mantram Me-xic-co, Me-xic-co. Y otra vez para variar mis hijos y yo afónicos hasta media semana.